domingo, 23 de diciembre de 2007

Baudelaire

Cla, no me dijiste en Mc Donald´s lo de los juegos de palabras. Si todavía no estás en Pinamar, quisiera escuchar la teoría.

Kari me devolvió Las flores del mal, de Baudelaire, y me dijo que no le habían gustado tanto sus poemas. Horror! Lo digo en chiste, obvio.

Transcribo el poema que "abre" el libro -usando una metáfora que me suena musical, pero que probablemente tenga su origen en los libros-. Miren qué manera de abrirlo, con qué bombos y platillos...


AL LECTOR

La estulticia, el error, la ruindad y el pecado
nos habitan el alma y nos roen el cuerpo,
y el amable dolor de pecar sustentamos
al igual que mendigos que alimentan sus piojos.

Los pecados son tercos, el pesar inconstante,
exigimos buen precio por decir nuestras culpas,
y gozosos volvemos al camino enfangado
con vil llanto creyendo lavar todas las manchas.

En la almohada del mal Trimegisto* Satán
sin cesar mece el alma hechizada por él,
y ese noble metal que es materia de nuestra
voluntad, como sabio alquimista evapora.

¡Mueve el Diablo los hilos que nos dan movimiento!
Descubrimos encanto en lo más repugnante;
día a día al Infierno paso a paso bajamos
sin horror, a través de tinieblas que hieden.

Como un pobre vicioso que devora y que besa
todo el pecho ulcerado de una vieja ramera,
de pasada robamos un placer prohibido
que exprimimos igual que una seca naranja.

En un vasto hormigueo de millones de helmintos
se solaza en la mente la legión de demonios,
respiramos y un río invisible de Muerte
baja a nuestros pulmones entre sordos lamentos.

Si el estrupo, el veneno, el puñal y el incendio
no han llegado a bordar con sus gratas falsillas
el trivial cañamazo de tan ruines destinos,
es porque, ay, en el alma no hay audacia bastante.

Pero junto a chacales, a panteras, sabuesas,
escorpiones y monos y serpientes y buitres,
monstruos todos que aúllan, chillan, gruñen rampantes
en la casa de fieras infamante del vicio,

uno sé que es aún más inmundo y maligno.
Aunque no alce la voz ni haga alardes de fuerza,
bien podría dejar arrasada la tierra
y de un solo bostezo engullir todo el mundo.

¡Es el TEDIO! Con llanto maquinal en los ojos,
imagina patíbulos mientras fuma su pipa.
Ya conoces, lector, a ese monstruo sensible,
¡oh tú, hipócrita, igual a mí mismo, mi hermano!

* NOTA Trimegisto significa "tres veces grande" y era el sobrenombre que los griegos daban al dios Hermes.

PD: La taducción es española, la de la Biblioteca La Nación, con lo cual hay que leer con un diccionario en la mano...
Más Baudelaire en http://www.lamaquinadeltiempo.com/Baudelaire/indexbaud.htm

viernes, 14 de diciembre de 2007

plantas

-poema en cinco partes-
*



una planta de hilos
gruesos y firmes
que se aferra
con fuerza
a una planta
más firme y más gruesa



**



como agua que cae al agua

/ lluvia en el océano
-espacio de nube y agua-



o como agua
que se ahoga en agua



***




la enredadera
enreda al árbol

/ lo enrieda
lo apreta
lo aprieta
lo ajusta
lo ahoga
lo agota
/ lo abraza


****

como una planta
que se traga
a otra

*****

la enredadera es gruesa

con sus hilos de madera
atrapa al árbol
lo tapa
lo entierra

...........................................................................................
Cla, me gustó el cuento; coincido con Kari, increíble la última frase. Estoy leyendo tu monografía final, está muy bien.
Pili, está quedando muy bueno el cuento, mucho más armado que antes; espero las próximas partes o "tiradas" folletinescas; yo trataría de enfocarme en el suspenso -pensando en la forma de narrar-y en la locura -pensando en la materia de la narración-.
Pili, Kari: les mandé un mail para ver cómo quieren hacer para devolverme mis cosas.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

ningún lugar.

Encontrar un simple cuadro olvidado en un cajón y darse cuenta de que es tu vida y la mía. Encontrar gráfica y analíticamente el punto de encuentro. Y si no hay punto de encuentro?
Vuela el polvo de vejez y tapa la ventana por donde se ve el mundo, así que nos subimos en el descapotable rojo a vagar por la ruta gris del infinito y ningún lugar.
Y sólo seguimos, de vacaciones.
Eternas.





• demasiada física..

jueves, 6 de diciembre de 2007

Comienzos

I. Somos. Somos?
Somos el museo de un algo superior que nos mira todos los días desde algún lado. Pero ya no es el dios esteriotipado. O nunca lo fue…
Sólo lo decide
Todo.

II. Definición
Destino: Fuerza superior y desconocida que obra sobre los acontecimientos.
Así que sigue sin ser nuestra vida?
Así que seguimos sin poder controlar nuestra vida?
Sería mejor?

III. Tenía que?
No llegaste. No viniste. No podías. Eso dijiste. Tenía que verte?
A veces hablás como si no hubiera pasado nada. Pero sabes bien que sí.
Todos sabemos que sí
Y nadie sabe por qué.

IV. Dominó
La manguera aplasta los pensamientos. Los pensamientos aplastados oprimen la razón. Pero no es locura. Es confusión.

V. CD
Algo tan redundante como buscar la definición de diccionario. Algo tan molesto como la impotencia y la incertidumbre de la verdad. Alguien dijo que uno puede mentir, pero no mentirse. Conveniencia. Y siguen las canciones de trasfondo sin importancia y siguen girando las palabras sin marearse.

IV. El andén de las estaciones
La letra que se cae de la palabra y desmorona todo; o forma otra, tal vez mejor.
Del árbol en otoño se caían las palabras, y en silencio se quedó en invierno.
Solo, callado.
Se empalabró y floreció en primavera, pero, aunque parecidas, nunca las mismas palabras forman la copa.
Allí permanecieron coloridas hasta el verano,
Hasta volver a caer,
Ir y venir,
Como vos,
Como yo,
Como todos.

V. Sal
Como un ADN de chupetines
Y una ensalada de frutillas
Las chispas multicolores de tus pavadas
Y los M&M que resbalan
Lema: tirate de la terraza y volá hacia la calle
Pero asegurate de tener una cama elástica,
Asegurate de que los lápices te sostengan
Y que el tintero siga lleno de tinta roja, naranja
Azul
Para que la pluma escriba siempre
Todo
Y nada.

VI. Infancia
Como si en el juego del paquete, después de una caja amarilla, una naranja, una fucsia, llegáramos a un corazón de mazapán, o de algodón de azúcar.
Al final del túnel de cemento se ve la pared de burbujas
Y al bajar del tobogán terminamos en un arenero de globos.
Todos los colores se reflejan en el piso negro mientras caminamos.
Los vestidos se hamacan en medio de la plaza, y salen volando sobre el río, donde alguna vez te sentaste al lado mío, a mirar al fin del mundo.

VII. Infinidad
Dibujaste un laberinto con los recuerdos sobre la hoja de papel de tiza. Se voló con el viento y llegamos al presente. En la mochila guardaste el agua, el azúcar y el desfile de casualidades. Caminamos por las calles de Buenos Aires, caminamos. En el subibaja, como en una balanza, nos sentamos, y se equilibró, pero me caí. Y sólo soñé.

VIII. Ocho, múltiplo de cuatro
Estantes. Pilas de mundos. Encontré mi burbuja y hago malabares con el polvo que la cubre. Me ensucié, y es mi mundo, mi burbuja.

IX. Circo
El paraguas no era impermeable. Las luces de neón ciegan.
Y sigo caminando feliz, mojada, libre. Me pierdo entre la multitud y nunca me encuentro. Y en el medio de la gente, feliz, mojada, libre, sin ver nada, nadie.

X. Postre
Silencio.



•Esto es lo que quedó, después de la idea de las supuestas frases, que terminaron no siendo solamente frases...

miércoles, 5 de diciembre de 2007

escritor


La nada es el todo

Elena y Malena eran gemelas. Habían nacido un 5 de noviembre, y eran tan pero tan idénticas que ni su propia madre lograba distinguirlas. Tenían la certera sospecha que sus nombres eran tan parecidos de manera a que si ésta se confundía- lo cual ocurría frecuentemente-, pudiera disimular y atribuir el error a la incipiente sordera genética con que ambas cargaban.
Ambas mellizas eran morochas, de cabellos rizados, figuras pulposas, un metro cincuenta de estatura, cejas prominentes y narices aguileñas. Ojos verdes color moho coronaban el todo, y treinta y dos dientes blancos como el arroz sobresalían cuando las hermanas, simétricas, sonreían.
Cuando decimos que eran idénticas, es porque además de no intentar diferenciarse, compartían absolutamente todo.
Elena y Malena no sólo acudían a todas las reuniones juntas, compartían el grupo de amigos, practicaban piano y danza en el mismo instituto, sino que además usaban los mismos vestidos y todas las mañanas trenzaban su largo cabello casi azulado con sumo cuidado, rociándolo con unas gotas de perfume de jazmín.
Quizá fuera debido a su agradable olor, su envidiable figura, o que no eran una delicia sino dos, pero el hecho es que toda la población masculina deliraba al verlas pasar, y ellas, conscientes de la fascinación que generaban, no hacían más que aguardar con impaciencia el momento de ir a comprar pan, o el anual baile de la primavera, para desplegar sus encantos cual un abanico y deslumbrar.

Malena, Elena, Elena, Malena. Eran un ser dividido en dos cromosomas, una imagen en espejo, una copia de llaves duplicada. Eran tan pero tan parecidas, que odiando a la otra se odiaban a sí misma.
Y así fue que un día Malena- ¿o fue Elena?- decidió asesinar a su doble y ocupar todo el banco para ella, recibir todas las miradas y los agasajos de los pretendientes, desplazar a la otra y dejar de ser dos para pasar a ser una. Habiéndolo planeado muy bien, se dirigió una noche a la cama de su hermana, al lado de la suya- pues ¿qué habría de esperarse? que cada una tuviera su cuarto?- y mientras la observaba dormir plácidamente, la apuñaló. No una sino ciento diecisiete veces, explotándola como si fuera una ampolla, vaciándola de todo contenido, exprimiéndola como a una naranja, más duro, más duro, más profundo, con más fuerza, con más ímpetu. Dale, que todavía queda sangre, dale que sigue respirando, dale que seguimos siendo dos, dale que todavía puede abrir los ojos y mirarme, mirarme aterrorizada, mirarme desangrándome, mirarme volcar mis sesos en su acolchado blanco, mirarme exhalar mi último suspiro, mirarme morir, mirarme mirar.

martes, 4 de diciembre de 2007

La mesa está servida

Habían sido expulsados de la casa en el otoño de 1923. Él (que más tarde interpretará a James Toms) tenía siete años y su hermana (sólo Emma) cinco. Su padre (lo recuerdan muy bien) los pasaría a buscar la semana entrante; pero nunca pasó. Elsa lo dio por perdido y los crió sola.
Vivieron unos años en una casa por Chacarita, cerca del cementerio. Tenía un pequeño living que daba al patio, donde él y ella solían jugar durante el día. Elsa pasaba la mayor parte del tiempo en el dormitorio. Tendía las camas, ordenaba la ropa y limpiaba la mesita de luz. Tantos años trabajando de eso se convirtieron en rutina.
Una carta anónima llegó un domingo. Elsa temía otra vez caer en la mentira. En vano intentó negarse; el lunes se mudaron a Almagro, y lo esperaron ansiosamente, siempre en vano. Al fin y al cabo, qué importancia tenía…Elsa tenía a sus dos hijos, una linda casa con vitrales franceses, él les pagaría una institutriz. Podrían seguir viviendo sin él.
Elsa decidió irse a través de los vitrales. Cayó en el piso con un vidrio clavado en una arteria. Los chicos leían en sus dormitorios, uno a Poe, la otra a Stevenson. Escucharon la caída, bajaron y ya era tarde. Con sus diecisiete años, él decidió vengarse. Emma, en cambio, no reaccionó. Ya no tenía ni a su padre, ni a su madre.
Siguieron pasando los años y los hermanos se convirtieron en adultos. Sobrevivieron los primeros días con la pensión que les seguía pasando su padre, y luego, al ambos pasar los 21, debieron trabajar. Pudiendo ir a la Universidad al mismo tiempo que trabajar, los dos coincidieron en que era mejor el trabajo, para no demorarse tanto. Como pequeña herencia, su madre les había dejado los hábitos de la limpieza, de modo tal que pudieron ejercer como mayordomos. Por primera vez, fueron tomados por una de las familias más conocidas en Buenos Aires, los Fernández. Trabajaron en esa estancia unos dos años, iniciando una fama de alto nivel. A su vez, los Fernández los recomendaron con una familia amiga, los Pinedo, ya que éstos dejarían el país para instalarse en el exterior. En la casa de los Pinedo pasaron tres años algo movidos. Él tuvo un idilio con la hija menor, dejándola embarazada. Un gran inconveniente, que podría echar todo a perder. La solución fue un acuerdo entre los dos: ella se casaría con su novio y tendría un hijo “prematuro”. Luego el dolor de ver a su hijo en manos de una persona tan vil como lo era ese tipo obligó a nuestros hermanos a abandonar esa casa de los Pinedo, para dirigirse a una última casa antes de llegar a la gran mansión. Para el momento de la casa última, la famosa casa de la familia García Castellone, los hermanos tenían 26 y 28 años. Los chusmas son muy mal vistos entre la sociedad, pero la fama que habían tomado estos hermanos era increíble: en la ciudad, entre las familias más adineradas, sus nombres, el de James Toms y Emma, era símbolo de excelencia y confianza. Ésto les facilitó la entrada a la casa que ellos añoraban desde chicos.

Continuará…

p.d: soy pili desde la sesión de kari, no me puedo logear...jaja