martes, 23 de octubre de 2007

12

Viéndolo pasar.
Solo miraba.
Feliz y confusa.
De repente, desapareció.
Miró el reloj,
eran las 12 del medio día.
Le dio hambre.
Abrió la canasta
y sacó una naranja.

2 comentarios:

PAR dijo...

No es el primer poema "impresionista" que leíste en el taller. Es un placer, creo, escribir así: impresiones. El punto fuerte de este tipo de visión poética me parece que está en la sutileza o, mejor dicho, en la percepción sutil (captar algo interesante, ocurrente), o en la expresividad de un momento, un lugar o un hecho.
Esto último (expresividad) es lo que hace linda esta poesía.

Anónimo dijo...

te sigo reconociendo, esta bueno que un poeta tengo su voz propia!!!!!